sábado, 14 de agosto de 2010

Reseña: Rampage


Bill parece un chico normal. Es cierto que la cuerda que le une a sus padres se tensa por momentos (sus padres le informan de que ya es hora de ir pensando en abandonar el nido) y que su supervisor en el trabajo le aprieta las tuercas de forma injusta. Pero más allá de una serie de “contratiempos” habituales en un chico de su edad – 23 años -, nada hace prever que Bill vaya a convertirse en el principal protagonista de un inusitado arranque de violencia que conlleva a la muerte de docenas de personas inocentes.

Ataviado con una potente armadura que adquiere por piezas, armado hasta los dientes y, lo más peligroso, ejecutando un detallado plan que no deja un solo cabo suelto, Bill recorre su pueblo natal disparando a bocajarro a toda persona que tenga la funesta suerte de cruzarse en su camino. ¿El resultado final? Una matanza. Los cuerpos sin vida de decenas de inocentes muertos en mitad de la calle.

Se hace necesario buscar una justificación. Señalar con el dedo los motivos que han llevado a Bill a tomar su decisión. Y Rampage los ofrece – o al menos eso parece en primera instancia -. El rencor hacia sus padres, el descontento por su situación laboral, la superpoblación, las políticas imperialistas de los USA, la falta de alimento, las energías insostenibles, el deterioro del medio ambiente, el odio… cualquier excusa es válida. Bill parece estar harto del mundo que le rodea. No hay vuelta atrás. Tiene que hacer alguna cosa. Actuar.

Su mejor amigo, Evan, no para de escupir tópicos sobre lo mal que anda el mundo y lo poco que nos movemos para poner remedio a una situación que nos aboca, sin remedio, a la autodestrucción. Evan pide a gritos que alguien haga algo. Que alguien tome las riendas de la situación y consiga abrir una vía de escape… Bill cree ser esa vía de escape.

Hablando de Uwe Boll sin ira...

Ciertamente uno diría que los primeros 40 minutos de Rampage no son más que un tonto intento por parte de Uwe Boll de justificar todo lo que viene a continuación. Y lo que viene a continuación no es más que uno de los ejercicios de cruda violencia más injustificados, amorales, ofensivos… y fascinante que nos ha ofrecido el cine en los últimos años. Boll nos coloca en la piel de Bill. Oímos su respiración y vemos a través de sus ojos. Somos Bill, y estamos a punto de asistir a un vigoroso espectáculo de violencia rotundamente injustificada, con todas las contradicciones morales y éticas que ello pueda ocasionarnos.

Porque más allá de lecturas políticas o sociales, conjeturas morales o juicios de valor acerca de los actos que contemplamos en pantalla (eso lo dejamos en manos de ese gran oportunista político que es Michael Moore y su, por otro lado excelente, Bowling for Columbine), Rampage sobresale como un magnífico ejercicio de estilo en el que la violencia es la principal protagonista. Contemplar cómo Bill se lanza a la calle y mata indiscriminadamente a hombres, mujeres, ancianos y niños acaba convirtiéndose, gracias por una parte a la labor de Boll tras las cámaras (quién lo diría…), en un espectáculo que tiene tanto de grotesco e irresponsable (no me imagino el impacto que una película como Rampage puede tener en los USA), como de hipnótico.

Boll rueda con cámara en mano y pulso nervioso, un recurso estético del que no suelo ser muy partidario pero que en el caso de Rampage funciona a las mil maravillas, otorgándole a la película un halo de realismo y un estilo de documental que juega a favor de la película.

Los actores (en especial un fantástico Brendan Fletcher, en el papel de Bill) realizan todos una labor magnifica. A modo de curiosidad apuntar que buena parte de los diálogos fueron improvisados por los actores partiendo de unas meras indicaciones por parte de Boll.

Uwe Boll incluso se permite el lujo de destacar en su faceta de guionista con secuencias tan sensacionales como (la que tiene lugar en un bingo) secuencia no exenta de un humor negro.

Y si todos estos elementos no fueran suficientes para destacar Rampage como la obra más interesante, personal del controvertido director alemán, todavía podemos aferrarnos a uno de los giros argumentales, en su tercio final, más sorprendente y políticamente incorrecto que he tenido la oportunidad de disfrutar en los últimos tiempos. Un giro de los acontecimientos que nos obliga a replantearnos todo lo visto hasta el momento y nos lleva a pensar que esos 40 minutos iniciales de Rampage a los que hacía alusión anteriormente, no eran tan burdos, ni tampoco eran una mera excusa para todo lo que venía a continuación, tal y como pudimos pensar en primera instancia. Lástima que justo en la imagen final de la película Boll opte por dar unos pasos hacia atrás.

Tan sólo un apunte final. Que rece el bueno de Uwe Boll para que ningún IDIOTA salga a la calle metralleta en mano y acabe citando a Rampage como su principal fuente de inspiración (porque lo cierto es que Rampago puede verse como algo parecido a un “manual para torpes” para todo aquel dispuesto a sembrar el terror en donde viven).


Lo Mejor: Su salvaje y radical concepto de la violencia.

Lo Peor: Los 40 minutos iniciales, que parecen justificar de algún modo el comportamiento de Bill, pueden resultar aburridos.

Nota: 68/100


viernes, 13 de agosto de 2010

Reseña: The Crazies



THE CRAZIES… hablar de cómo ciertos accidentes naturales y/o provocados pueden acabar con poblaciones enteras. Porqué, por desgracia, y como casi siempre, la realidad supera siempre la ficción; y si no acuerdence de las pruebas atómicas en Nuevo Mexico (que sirvió de inspiración para Las Colinas Tienen Ojos), o el hecho de que desde el espacio se puede ver el fulgor de los miles de desechos radioactivos… y eso sólo centrándonos, y por encima, en los EEUU. Estos son el tipo de datos que hacen que una película como esta tengan un cierto punto de terrorífica credibilidad.

El director BRECK EISNER no tenía demasiada experiencia que digamos en este tipo de películas. En su CV constan un par de producciones televisivas. Ahora mismo se encuentra preparando otro remake, el de FLASH GORDON. Digo otro remake porque The Crazies, está basada en la obra homonimade George A. Romero, que no he visto, con lo cual no voy a hacer comparaciones.

La BSO de Mark Isham y la fotografía de Maxime Alexandre (este último habitual de Alexandre Ajá) ayudan a crear una atmósfera que pasa del tranquilo ruralismo de un pueblo cualquiera, a la opresión y el despliegue visual del “Plan de Contención” y sus consecuencias.

En cuanto a los actores no hay ninguna queja: Timothy Oliphant en su nivel habitual, es decir bueno, a Radha Mitchell es un placer verla en pantalla y entre los secundarios destacaría al desconocido, para mi, Joe Anderson como el leal ayudante del sheriff. No olvidarnos del homenaje al original con la breve inclusión de Lynn Lowry (actriz de la original de Romero) en un Cameo bastante surrealista.

Ogden Marsh es uno de esos pueblos norteamericanos en los que nunca pasa nada, tan pequeño que todo el mundo se conoce, todos van al partido de la liga regional de baseball, etc. Tan aburrido que el Sheriff (Olyphant) y su ayudante (Anderson) no suelen tener más problemas que controlar que los cazadores borrachos no se peguen un tiro en el pie, o decirle al hippy local que esconda un poquito más sus “plantas“. Por eso, cuando en mitad del primer partido de la liga aparece el borracho oficial del pueblo con una escopeta nadie se lo puede creer, y menos cuando todo el mundo ve que el Sheriff le tiene que pegar un tiro, en defensa propia, entonces algo comienza a perturbar pueblo en el que viven. Aún más cuando uno de los granjeros locales, querido y respetado por todos, le prende fuego a su casa, con la familia dentro, y se confirma que el borracho ha dado 0,0% de alcohol en la sangre. Evidentemente el sheriff y el resto de su equipo, se dan cuenta de que algo no va bien en el pueblo, pero no tienen ni la menor idea de qué puede ser, hasta que unos cazadores se encuentran con un paracaidista muerto en un pantano y eso le lleva a las autoridades a encontrarse con un avión accidentado y sumergido en uno de los ríos que abastece de agua al pueblo.

En ese mismo momento da inicio el citado “Plan de Contención”, que significa que un montón de soldados protegidos con trajes anti-todo y armados toman el pueblo, seleccionan a los sanos, separan a los que tienen fiebre y matan a cualquiera que no obedezca las órdenes. Y como es de suponer, todo se va al carajo y los infectados toman el pueblo. A partir de aquí el hilo argumental se centra en la supervivencia del Sheriff y su mujer embarazada, su ayudante y una empleada de la mujer. Y la película comienza a perder cierta entidad, dejándose llevar más por los fuegos artificiales que por la historia en sí.

Tengo que reconocer que los primeros 40 minutos de la película son absolutamente frenéticos y muy impactantes, con un ritmo vertiginoso que te impide apartar la vista de la pantalla; de hecho, si la película hubiese conseguido mantener este nivel sería genial, pero por desgracia no es así. El director se deja llevar por la pirotecnia y las coincidencias imposibles, fruto de un guión no demasiado pulido, haciendo que parezcan dos películas en una. Y esto la desvirtúa bastante, especialmente en el último tramo en el que todo va a la carrera y nos demuestran que el sheriff y su mujer (embarazada) son más duros de matar que John McClane en las 4 Die Hard juntas.

Aún así merece la pena verla para pasar un rato entretenido, disfrutar de ciertas escenas sorprendentemente crueles y gore. Buena opción para ver algo que te entretenga.

Lo Mejor: Los primeros 45 minutos

Lo Peor: Que en el segundo tramo del film se ponga lento y el ritmo se valla perdiendo.

Nota : 87/100

Reseña: Dread


Otro relato corto de los famosos Book of Blood de Clive Barker llevado a la gran pantalla, y debut de Anthony Di Blasi detrás de las cámaras. El hombre que se postula como nuevo director para el remake de Hellraiser y otros proyectos de Clive Barker, se enfrenta a la prueba de fuego con Dread y no sale mal parado. Cierto es que nadie mejor que él conoce el universo de Clive Barker, puesto que ya trabajó como productor en otras adaptaciones de Libros de Sangre como The Midnight Meat Train y Book of Blood, pero el trabajo en este largometraje está bastante estudiado.

Dread cuenta la historia de tres estudiantes de filosofía que se embarcan en un proyecto audiovisual para la tesis de uno de ellos. Dicho proyecto intentará reflejar de dónde vienen los miedos de la gente, por qué tenemos miedo y cómo podemos enfrentarnos a él, pero lo que empezó como un estudio, como un juego o como un entretenimiento, degenera en situaciones absolutamente límites cuando los entrevistadores son los entrevistados.

De las adaptaciones de Book of Blood me atrevería a decir que es la que mejor refleja lo que Barker quiso plasmar en papel. A Di Blasi se le ha tachado de oportunista y de intentar estirar un relato que hubiera sido más efectivo como cortometraje (como le sucediera a Grace), pero el resultado final, desde mi punto de vista, es satisfactorio.

En Dread se pueden diferenciar dos partes (algo que viene siendo una práctica habitual en el terror moderno), una primera parte de presentación de personajes, quizá la parte en la que más falla Di Blasi, ya que su descripción de personajes para ponernos en situación es bien floja y escasa (realmente casi no sabes quienes son, cómo son o qué relación hay entre ellos) y una segunda parte donde la insana fascinación por parte de Quaid con el miedo arrastra a todos los personajes a la búsqueda del lado más oscuro y perverso del ser humano.

Como mencionaba, es la segunda parte la que determina el éxito del film. En esta segunda parte la tensión es tremendamente palpable, las reacciones ante el miedo de los demás y el propio tienen su propio proceso: duda, miedo, pánico, pavor y, justo antes de que se haya liberado toda la adrenalina, desesperación, que concluye con la rendición en unos experimentos terriblemente crueles (ver el experimento “vegetariano” de Cheryl o la parte de la bañera con Abbey).

¿Vamos a encontrar gore en Dread? Pues el justo y necesario.

Tenemos que tener en cuenta que estamos ante una película de terror psicológico, un terror al propio terror, por lo que las escenas sangrientas no abundan, pero tampoco decepcionan. Desde luego el trabajo de Di Blasi en este aspecto es acertado, ya que si pensamos en Clive Barker automáticamente nos vienen a la cabeza, cenobitas, monstruos, torturas, dolor y mucha sangre; y lo más fácil y efectista hubiera sido abusar un poco más de la hemoglobina para que todo el mundo saliera contento. Sin embargo, si nos enfrentamos a un dolor emocional, toda la carga de la película la tienen los actores y sus interpretaciones, y ahí es donde vienen de nuevo las bajas: el fichaje de Jackson Rathbone (más conocido por su papel del sosísimo Jasper Cullen en la saga Crepúsculo puaj) para interpretar a Stephen. Bien, su actuación es una de las más inexpresivas que he visto en mucho tiempo (entiendo que puede ser un reclamo para la película, pero es que este tipo lo único que hace es abrir exageradamente sus inmensos ojos sin pestañear y permanecer inmóvil, es como un mueble con dos grandes ojos…) y teniendo en cuenta que su actuación debería ser básica para el buen desarrollo, el resultado, amiguitos, es que si no te interesa mucho el tema, la primera parte de la película se hace lenta.

En algún momento del post he hablado de experimentos por lo que se nos puede venir a la mente Saw y sus pruebas; de hecho en algún momento yo sí pensé en la saga, pero a un nivel totalmente diferente: el hecho de enfrentarnos a nuestros miedos de manera forzada me parece un argumento suficientemente interesante y sólido como para obviar pequeñas cositas que en la película no andan muy bien.

Además la atmósfera es sucia (que siempre se agradece) y percibes con claridad que la historia va degradándose más y más a medida que avanza, por lo que recomiendo Dread para pasar un buen rato acompañados y luego tratar el tema en una interesante conversación.


"Dato final": el echo que no me agrade crepúsculo y sus sagas no influyo en mi criterio para explicar y definir el papel de Jackson Rathbone.



Lo Mejor: El tema en sí, el cara a cara con el miedo de los personajes.


Lo Peor: Puede ser algo tediosa si el tema no te llama la atención y la "actuación" de Jackson Rathbone


Nota: 70/100