miércoles, 24 de febrero de 2010

Reseña: Doghouse

Uno diría que el bueno de Jake West tiene algo en contra de las mujeres. Tras debutar en el 2005 con Evil Aliens, una entrañable serie Z en la que una desdichada campesina embarazada era el detonante de la más brutal y descerebrada invasión alienígena de los últimos tiempos; el director británico vuelve ahora a la carga con Doghouse, una divertidísima comedia con todos los números para ser catalogada de *misógina y sexista a partes iguales.

Un grupo de amigos decide reunirse, alquilar una furgoneta (con conductora incluida), dirigirse a la lejana población de Moodley -en la que se comenta que la proporción de hombres y mujeres es de cuatro a uno a favor de las mujeres-, y celebrar por todo lo alto el inminente divorcio de Vince. Por supuesto los planes para la celebración incluyen lanzarle el anzuelo a toda mujer de Moodley que camine sobre dos piernas y/o ingerir suficiente alcohol como para quedar inconscientes.

Pronto descubrirán que sus posibilidades de intimar con cualquiera de las mujeres de Moodley son prácticamente nulas, sobre todo teniendo en cuenta que todas ellas se han convertido, por obra y gracias de un virus de origen militar, en salvajes criaturas hambrientas de carne… masculina.

Las mujeres que aparecen en Doghouse se dividen en dos grandes grupos: por un lado las esposas y novias de los protagonistas, todas ellas manipuladoras, posesivas, irracionales e histéricas. Por otro lado las habitantes de Moodley, todas ellas zombis/infectadas que parecen sacadas de un prostíbulo, y con una enorme predisposición a hincarle el diente al primer macho alfa que se cruce en su camino.


¿Alguien dijo sexista?¿*Misógina tal vez? Bueno… que nadie se eche las manos a la cabeza antes de tiempo. Es cierto que en Doghouse las mujeres, en general, salen muy mal paradas, pero no hay que perder de vista que la nueva película de Jake West no es más que una comedia desenfrenada y elegantemente sucia que tiene en las mujeres zombis/infectadas su principal reclamo.

Además, en ese empeño por desprestigiar a todo el colectivo femenino de una tacada, a Jake West se le cuela un grupito de muchachitos londinenses (bando masculino) adictos a los pubs, incapaces de resistirse a los encantos de las mujeres (impagable el momento en el que los chicos, durante el único respiro del que disfrutan durante su estancia en Moodley, no se les ocurre otra cosa que discutir sobre cual de las zombis/infectadas es la más sexy), inmaduros, simples, torpes y decididamente estúpidos e idiotas.

En realidad, todos en Doghouse, tanto hombres como mujeres, obtienen su merecido. Y si alguien siente la tentación de tomarse demasiado en serio el sexismo irreverente de Doghouse, le invito a que dedique un ratito del día a buscar en su interior ese bien tan preciado (y en ocasiones tan olvidado) que es el sentido del humor.

Pero al margen de esta estereotipada y tendenciosa lucha de géneros que se establece en Doghouse, la película debe ser vista (admirada) cómo lo que realmente es: una magnífica horror-comedy (muchísimo más “comedy” que “horror”) cargada de divertidos diálogos, situaciones ridículas y delirantes, efectivas interpretaciones de todo su reparto masculino, un sanísimo gore, y la edificante presencia de unas zombis/infectadas muy cercanas a la caricatura, incondicionales del látex, y armadas con gigantescas espadas, cuchillas de afeitar, tijeras, utensilios de carnicero, etc.
Doghouse no pretende ser más que un sencillo pero efectivo divertimento que juega con la mezcla de géneros (con el peligro que ello siempre trae) para acabar ofreciéndonos una entretenida y sangrienta batalla de sexos en la que el humor siempre sobrevuela por encima del horror.

Poco más que decir sobre una película en la que Jake West da un importante paso adelante como cineasta (la calidad técnica de Doghouse, en todos los aspectos, es infinitamente superior a los visto en Evil Aliens), sin abandonar del todo esa vena gamberra y disparatada de su recordado debut. Sin ser una obra maestra dentro del dificilísimo género de las comedias de horror, Doghouse logra exactamente lo que se propone: divertir y entretener sin dejar apenas espacio al aburrimiento. Muy recomendable.

(*Misógenia: Que siente o demuestra odio o rechazo hacia las mujeres)

Lo Mejor: Entretiene demasiado, y es muy agradable verla.

Lo Peor: A veces el ritmo del guion hace ralentizar la película.

Nota: 91/100

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