sábado, 17 de abril de 2010

Reseña: Mutants


Mutants arranca con una genial escena donde una joven pareja formada por Sonia (Helene de Fougerolles) y Marco (Francis Renaud), que viaja en una ambulancia en busca de la base militar Noé, una de las pocas zonas seguras para los humanos en un mundo víctima de un virus que nos convierte en mutantes sedientos de sangre. Pero la pareja tiene un altercado en una gasolinera y Marco resulta herido de bala. Su estado es grave y la ambulancia comienza a quedarse sin gasolina, así que Sonia se detiene en un gran edificio abandonado en la montaña, aparentemente un colegio o un hospital. Allí, descubrirá que puede ser que el virus haya infectado a Marco a través de su herida, pues no es necesario el contacto directo con un mutante para contraerlo.

A partir de este momento, la película cambia. Mutants empieza a centrarse en la historia de amor de esta pareja, y aquí nos topamos con el primer gran problema de la cinta: nos muestra una historia de amor, pero sin contarnos cómo es la relación entre ambos. Parece como si no se hubieran parado a pensar en ella. Simplemente, han decidido que Sonia y Marco se quieren, y punto, y el espectador se lo tiene que creer. Pero es un acto de fe: realmente, nunca sabemos por qué se quieren, qué les une, cómo son sus caracteres o en qué punto estaban de su relación cuando estalló la pandemia. Sonia y Marco se dicen “te quiero” muchas veces, pero nosotros nunca sentimos ese amor. Puede parecer una estupidez, pero este sentimiento, esta relación, es lo que vértebra toda la cinta, lo que motiva las decisiones de ambos personajes, y al no vérselo de ninguna manera, al no desprenderse de sus conversaciones o momentos conjuntos, deja bastante desestructurado el material. Lo que sucede entre ellos dos, las medidas que adoptan ante su situación… en resumen, cómo actúan, no se sitúan, por tanto, en el terreno de lo lógico o de lo comprensible porque falta una base sólida, así que acaba en el de lo caprichoso y arbitrario; o sea, en lo que les conviene que suceda al director y al guionista para que siga avanzando la trama.


"Como si fueran conscientes de este vacío emocional, dotan al personaje femenino de una peculiaridad que la lleva a pensar que puede salvar a Marco de la infección. Este es, quizás, el tema más interesante de la película, situándose en el terreno de The Fly, de David Cronenberg, o Bug, de William Friedkin. Marco comienza a sufrir un proceso degenerativo doloroso para él y para ella que, con los escasos medios a su alcance, intenta curarle".


En Mutants, tardamos bastantes minutos en encontrarnos un zombi; de hecho, en el prólogo, los que aparecen están desenfocados y, posteriormente, sólo se les oye, no se les ve. Quitando toda esta parte, y situándonos en el punto en el que Sonia y Marco se refugian en este edficio abandonado, se diría que a dónde quieren llegar David Morlet y Jean Paul Desanges es a este punto, en el que una pareja aislada comienza a degradarse por culpa del virus. Pero lo cierto es que dicha situación, a priori interesante y buen caldo de cultivo, no lleva a ningún sitio. No está desarrollada, emocionalmente no conmueve, no es escalofriante. En The Fly entendemos que el personaje de Geena Davis pase del amor a la piedad por Jeff Goldblum, conforme avanza su degeneración, porque entendemos que ella le admira; igualmente, cuando él comienza a perder el control y se vuelve violento, sufrimos por las dos partes: porque ella le quiere pero comprende que si sigue a su lado puede morir; y por la de él, porque sabe que puede hacerle daño pero no puede evitarlo. Aquí se intenta reproducir una situación similar, pero no se consigue porque la relación entre los dos personajes es tan débil que el conflicto hace vacío –en más de un momento, no se entiende bien que ella no se largue de una vez y deje a Marco y, por si alguna persona se lo plantea, se dota al personaje de Sonia de una segunda peculiaridad que la vincula, irremediablemente, con él. Además, se intenta potenciar la situación con el diálogo: se sustituyen los vacíos “te quiero” por los vacíos “no puedo evitarlo, lo siento”.


La película entra en una nueva fase con la aparición de algunos nuevos personajes que no eran necesarios pero que, descaradamente, van preparando el clímax. De repente, se abandona la historia de amor de la pareja y volvemos a la parte que habíamos dejado de lado cuando éstos llegaron a su refugio: la película de zombis clásica. Se diría que, por un lado, eran conscientes de tener un enfoque relativamente original –peli de plaga de zombis en la que sólo hay un zombi- y, por otro, la voluntad de ofrecer la historia de siempre –grupo de personas asediadas por los no muertos-, y en vez de decantarse por una u otra, han querido hacer las dos, sin explorar bien ninguna. Así, el epílogo y el final son de una película, y el tramo central de otra. La más interesante desde mi punto de vista está sólo planteada, y la más convencional está más conseguida, pero no ofrece nada que no hayamos visto anteriormente. No hay ninguna escena destacable, ningún momento de suspense especialmente escalofriante, ni acción especialmente bien orquestada. Eso no significa que esté mal lo que ofrece, Mutants no es una película aburrida ni cutre ni nada por el estilo. La factura técnica es correcta. El maquillaje de los mutantes es sencillo y atractivo. Fotografía y música son, igualmente, eficaces. Por tanto, Mutants no defraudará a quien no le importe volver a ver 28 day Later o Rec. La pregunta es la misma que mucha gente se hace con, por ejemplo, los remakes de la factoría Michael Bay: por qué volver a hacer otra vez una película que ya está hecha.


Lo Mejor: El cuidado Tecnico que tiene todo el film


Lo Peor: Que realmente desaprovecha muchas cosas y termina siendo un guión pobre.


Nota: 68/100